En un pueblo alejado de Japón, cada año se reunen miles de turistas para ver el lugar en -el que según una tradición- está la tumba de Jesucristo.
Según ellos, Jesús a Japón cuando teanía 21 años de edad y pasó allí 12 años haciendo estudios religiosos y aprendiendo la lengua. A los 33 regresó a Judea donde evitó la crucifixión al cambiarse por su hermano menor Isukiri, que murió en la cruz, mientras Jesús escapó a Japón. Ahí se convirtió en cultivador de arroz, se casó con una japonesa y falleció a los 106 años por causas naturales.
Aunque los documentos de Takenouchi fueron, según parece, destruidos durante la Segunda Guerra Mundial, la leyenda sigue viva gracias a los habitantes de Shingo, un pequeño pueblo en la prefectura de Aomori, en el norte de Japón. Allí se encuentran dos idénticos montículos de tierra con cruces de madera colocados en los años 60 por la oficina de turismo. Una, supuestamente demarca la tumba de Jesucristo y la otra la de su hermano crucificado.
Las tumbas nunca fueron investigadas, pero, según la leyenda, la tumba de Isukiri contiene la oreja de éste y un mechón de la Virgen María que fueron traídos por Jesús en su segunda venida a Japón.
No se sabe si la leyenda tiene alguna base, pero lo cierto es que atrae a más de 30.000 turistas al año.
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