Un padre tonto quiso asustar a su hijo y lo metió a una secadora. Lo que al parecer no sabía el tipo, era que la máquina empezaba a funcionar inmediatamente luego de cerrarle la puerta. Así que el pequeño empezó a girar ante la desesperación de ambos padres que no sabían qué hacer. Finalmente corrieron a buscar a un empleado quien desconectó la máquina y el niño pudo salir sólo con algunas heridas pero con el susto más grande de su vida.
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