Si estás tomando aspirina, estás tomando un calmante para el dolor, un preventivo a los ataques cardíacos y posiblemente, también un preventivo para el cáncer, todo en una sola pastilla.
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Se podría pensar que quien inventó la aspirina es un genio, pero la verdad es que los seres humanos han estado usando su equivalente natural durante miles de años.
"La aspirina es una de esas cosas que la gente descubrió, mucho antes de los ensayos clínicos y de los conocimientos científicos", dice el Dr. Karol Watson, profesor asistente de cardiología en la Escuela David Geffen de Medicina en la Universidad de California en Los Ángeles.
La aspirina ha sido objeto de titulares recientes, gracias a un estudio en The Lancet en donde se revela que una aspirina diaria parece reducir el riesgo de cáncer al menos un 20% durante un período de 20 años. El estudio se basa en datos de más de 25.000 pacientes y se basa en las conclusiones anteriores que dicen que la aspirina puede reducir el riesgo de cáncer colorrectal. La investigación tiene limitaciones y no es una prueba definitiva, pero añade otro beneficio a un recurso ancestral a la que se ha llamado "la droga milagrosa".
"No hay país en la que no se le conozca, sea poco apreciada, o no esté disponible", escribió el escritor médico Berton Rouech a finales de 1955, en un artículo publicado posteriormente en la antología "Los detectives médicos".
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