El bebé había sido declarado muerto por el personal del médico del hospital de la localidad de Canela, en el estado de Río Grande do Sul. Según ellos se cumplieron con todas las normas para certificar su muerte, siendo la causa de la muerte, un paro cardiorrespiratorio.
Pero cuando lo estaban velando, el bebé empezó a llorar tras lo cual fue llevado al centro sanitario donde finalmente falleció.
La policía viene investigando el caso ya que una trabajadora de la funeraria asegura haber visto al niño suspirar cuando aún se encontraba en el hospital y se lo dijo a una enfermera, que le respondió que eso era normal.
Sin embargo, la mujer dijo haberse sentido insatisfecha con la explicación y dejó abierto el ataúd y no puso el algodón en la nariz del pequeño.
Según declaraciones del padre del bebé, el parto duró más de 12 horas porque no había médico de guardia en el hospital, lo que podría haber influido en la muerte del pequeño, que fue enterrado ayer por la tarde.
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